La gastronomía sostenible no solo depende de los ingredientes que se utilizan, sino también de cómo se cocinan. Las técnicas culinarias de bajo impacto o técnicas culinarias saludables forman parte de los principios fundamentales de la gastronomía sostenible, junto con el uso de ingredientes locales y de temporada, la promoción de la biodiversidad alimentaria, el consumo responsable y la reducción del desperdicio de alimentos.
Estas técnicas no solo ayudan a reducir el consumo energético y minimizar la emisión de gases contaminantes, sino que también optimizan el uso del agua y, en muchos casos, preservan mejor el valor nutricional de los alimentos. Para el chef especialista en cocina saludable, dominarlas no es una opción, sino una necesidad. Aplicarlas no implica renunciar a la creatividad ni al sabor, sino adaptar los métodos de cocción y conservación para hacerlos más eficientes, saludables y responsables.
La demanda del consumidor también ha cambiado. Cada vez más personas buscan una alimentación que cuide su salud sin comprometer el sabor ni el impacto ambiental. Por eso, hoy un chef completo es aquel que domina las técnicas tradicionales y contemporáneas desde una mirada integral: saludable, sostenible y profesional.
Permite conservar al máximo los nutrientes, el color y la textura de los alimentos. Ideal para vegetales, pescados y mariscos. Además, es una técnica de bajo consumo energético. Estudios han demostrado que cocinar al vapor conserva mejor las vitaminas y minerales de los alimentos, lo que contribuye a una alimentación más saludable.
Ambas técnicas cocinan sin necesidad de añadir grandes cantidades de grasa. El horno potencia sabores y crea texturas crujientes, y su uso combinado (por ejemplo, con calor residual) puede optimizar la energía empleada.
La cocción a la plancha o grill permite una cocción rápida con poco o ningún aceite. Es ideal para piezas magras de carne, pescado o verduras, aportando sabor sin sobrecargar de grasa.
Aunque puede provocar pérdida de algunos nutrientes, es útil para legumbres, cereales integrales o vegetales duros, especialmente si se reutiliza el agua para caldos o fondos.
La fritura no siempre es sinónimo de comida poco saludable. El uso de freidoras de aire permite obtener texturas crujientes con mínimas cantidades de grasa. Aunque su uso en cocinas profesionales aún no está completamente extendido, está ganando presencia en menús saludables.
Técnica rápida y efectiva que, si se utiliza adecuadamente, puede conservar gran parte del valor nutricional de los alimentos y reducir el consumo energético.
Permite reducir los tiempos de cocción de guisos y legumbres, conservando nutrientes y utilizando menos energía y agua.
Consiste en cocer suavemente los alimentos en un líquido caliente, pero sin hervir. Es ideal para proteínas delicadas como huevos o pescados.
Muy útil para fijar color en verduras, eliminar impurezas o suavizar sabores. Permite también facilitar el pelado o mejorar la textura previa a otras cocciones.
Cocinar envuelto en papel vegetal conserva humedad, aromas y nutrientes. Además, no requiere grasas añadidas y es una técnica versátil y visual.
Cocinar al vacío con control preciso de temperatura mejora la textura y sabor, reduce la necesidad de grasas y preserva nutrientes. Además, optimiza el uso de energía y reduce desperdicio.
Permite conservar alimentos sin electricidad continua y aporta versatilidad en texturas, ideal para snacks saludables y creativos.
Cocción lenta en líquido que potencia sabores con mínimas grasas. Muy adecuada para aprovechar cortes magros o vegetales duros.
Técnicas que no solo preservan alimentos sin refrigeración intensiva, sino que aportan beneficios probióticos y profundidad de sabor. La fermentación ha demostrado mejorar la salud digestiva al promover un microbiota intestinal saludable.
Permite controlar el calor de forma indirecta y suave. Es ideal para emulsiones, preparaciones delicadas y recetas saludables con ingredientes sensibles.
Además, en una cocina profesional, el diseño del espacio de trabajo también influye. Incorporar equipamiento energéticamente eficiente, sistemas de recirculación de agua o extracción con recuperación de calor permite reducir la huella ecológica sin comprometer el rendimiento.
Para reducir o evitar el uso de aceite hirviendo, estas son las técnicas más eficaces:
Todas ellas logran platos sabrosos, con texturas atractivas y sin recurrir a grasas saturadas.
La cocina saludable ya no es una alternativa: es una exigencia contemporánea. Desde la salud metabólica hasta la responsabilidad medioambiental, cocinar bien hoy implica hacerlo con consciencia y técnica.
Para el chef profesional, esta transformación no solo es una oportunidad creativa, sino también una ventaja estratégica. Según un informe del World Resources Institute, adoptar dietas más vegetales y técnicas de cocción de bajo impacto puede reducir significativamente la huella de carbono del sistema alimentario global.
Una formación en cocina saludable completa no se limita a enseñar técnicas de cocción. Debe ofrecer una visión integral que abarque la salud, la innovación y la sostenibilidad. Estos son algunos de los pilares que deberían formar parte de cualquier programa serio y transformador:
En esta línea, el programa PEC·H Integrative & Healthy Cooking del CIB forma a los futuros líderes de la cocina saludable y sostenible. Una formación pensada para quienes quieren hacer del sabor una herramienta para el cambio.