En el Culinary Institute of Barcelona vivimos la experiencia pionera de crear un nuevo modelo educativo a través de nuestra propia metodología, con la convicción de que no va a ser un camino fácil ni siempre acertado, pero con expectativas de que se adopten los métodos y procedimientos en otros centros educativos y universidades. A continuación se exponen las diferentes secciones que componen la metodología, y la hacen tan distinta.
"Nacemos de un cambio y seguimos cambiando sin cesar. Quien no cambia, no evoluciona, y la docencia ha de servir para eso: para enseñar a evolucionar.
La sociedad en general tiene una obsesiva tendencia a sobrevalorar el conocimiento e insiste hasta la frustración, presionando a los jóvenes en sus estudios sin cultivar sus valores, sus habilidades y sus posibilidades. Y ese es un gran error.
El éxito está precisamente en aquello que somos capaces de hacer cuando conocimientos, habilidades, actitudes y posibilidades convergen.
En la mayoría de los centros educativos no se valora a nuestros jóvenes en aquello en lo que son realmente buenos, sino en aquello que esperamos que sepan. Se penalizan habilidades como la imaginación, la creatividad, la elocuencia y hasta la inteligencia (el que duda). No son motivados ni son formados hacia la innovación, sino que los formamos desde el pasado para el pasado, y no para el futuro.
Debemos enseñar a mejorar, a cuestionar, a imaginar, a buscar y a encontrar nuevas posibilidades, haciendo uso de nuestro intelecto, que no es precisamente muy racional, sino absolutamente emocional.
En las escuelas tradicionales se les enseña a saber cosas y no a hacer cosas. No se les enseña a amar ni a sobrevivir, sino a aceptar lo establecido, aunque sepamos que lo establecido es efímero y hasta incorrecto. En el CIB no caemos en ese error. Por eso le damos tanta importancia a las actitudes y dotamos al alumno de un conjunto de habilidades laterales que le permitan desarrollarlas.
Nuestra obsesión es mejorar en nuestros procedimientos de enseñanza para que nuestros jóvenes sean capaces de superar los escenarios de cambio, los hagan suyos y sepan adaptarse a las nuevas circunstancias con absoluta naturalidad. Debemos enseñarles a fijar, perseguir y cumplir objetivos, a no tener miedo a equivocarse, porque solo los que están dispuestos a equivocarse son capaces de hacer cosas realmente maravillosas."
-Ferran Fisas, Presidente del CIB
Los modelos en educación actuales fueron creados para ser aplicados en la Revolución Industrial con el objetivo de crear trabajadores y profesionales útiles para las necesidades del siglo XIX. Apenas han cambiado desde entonces. El Culinary Institute of Barcelona se ha planteado como reinventar los modelos de aprendizaje y pedagógicos tradicionales hacia una nueva realidad, y así preparar a sus estudiantes para afrontar cualquier reto del presente o futuro.
En este proceso se definieron tres grandes focos en base a los cuales se desarrolla toda la metodología de enseñanza de la escuela: la creatividad, la innovación y la mirada al futuro.
Creemos que todo lo que dice y hace un alumno es una propuesta. Las propuestas no están bien ni mal, sino que se ajustan o no a un objetivo. Lo importante es definir y mostrar siempre el objetivo, y asegurarse de que este se cumple por loca que sea la propuesta.
Enseñamos a pensar, a dudar, a probar y a equivocarse, a hacer lo que nadie hizo antes.
Estos cambios son en todos los ámbitos. Debemos enseñar a observar, a detectar, a apreciar los cambios y a anticiparse a ellos.
<< Conoce más acerca de como aplicamos estos 3 focos a nuestra metodología >>
En el CIB se enseña desde la emoción, y se impulsa a los estudiantes a vivir el aprendizaje con todos los sentidos. No se quiere que los estudiantes perciban la escuela como un edificio donde hay que ir para cumplir con una obligación.
El CIB cree que las escuelas deben reinventarse y por lo mismo, sus tres fundadores se preguntaron desde el inicio cómo debería ser una escuela. Como resultado de la investigación, se llegó a la conclusión que la escuela debe ser la palanca de desarrollo personal del alumno, una educación basada en competencias y que debe abandonar el estigma del templo del saber.
"Las escuelas no son el templo del saber.
Las escuelas son la palanca del desarrollo personal."
El problema está en la concepción de templo, que implica lo vertical, asíncrono, unidireccional, dogmático, y hay que cambiarlo por lo horizontal, síncrono, multidireccional, basado en la duda.
El CIB decidió diseñar espacios morfológicamente diferentes, para sorprender al visitante, al alumno y a docente por igual, está diseñado para provocar reacciones. El diseño industrial de las aulas están alineados a la experiencia de aprendizaje para una comunicación horizontal, con libertad y lenguaje síncrono y multidireccional entre alumnos y docentes.
En un entorno tan volátil, cambiante, complejo e incierto (el ya popular acrónimo VUCA), los sistemas educativos deben reorientarse hacia la nueva realidad y preparar a los estudiantes para afrontar los múltiples, constantes y grandes cambios de paradigma que van a caracterizar el siglo XXI.
En el CIB contamos con espacios de práctica (kitchens), demostrativos (los teatros), activos (aula activa), participativos (aulas dinámicas), de trabajo autónomo (workrooms), de socialización (atrio), así como escenarios exteriores a través de los trabajos de campo.
<<Descubre cada uno de los escenarios del CIB >>
Por más que insistimos en adquirir conocimientos, desde nuestra formación primaria hasta los posgrados y másteres universitarios, lo cierto es que, en el mundo real, en el mundo profesional, las personas que más éxito obtienen y que más prosperan no son las que más saben, sino las que mejor aplican lo que saben.
En este saber aplicar lo que se sabe, utilizamos la misma clasificación que hace Harvard Manage Mentor: para el desarrollo de sí mismo, en el manejo de otras personas y en el manejo de los negocios.
Pero no basta con disponer de conocimientos y habilidades para que todo fluya correctamente. Las actitudes necesarias son las profesionales, sociales y de liderazgo, aquellas que te permiten avanzar sin desánimo y recibir el debido reconocimiento.
Para poder acceder a las oportunidades de un mundo tan cambiante como el actual y el que ha de venir, es necesario, además, un alto grado de autoconocimiento y una gran capacidad de reconocimiento del entorno para poder identificar y acceder a estas oportunidades, y para autoevaluarse objetivamente y así ir adquiriendo los nuevos conocimientos necesarios, desarrollar nuevas habilidades y potenciar nuevas o diferentes actitudes.
Las escuelas, tradicionalmente, solo se han ocupado de transmitir a sus estudiantes el área del conocimiento y han olvidado formarlos en los otros tres ámbitos, que en el CIB llamamos Habilidades, Actitudes y Posibilidades.
La excesiva inflación de conocimiento ha llevado a nuestra sociedad a crear personas que saben mucho, pero no saben aplicar el conocimiento adecuadamente puesto que no han sido capacitadas al completo.
En el 87 % de los casos, el motivo de despidos —por causas objetivas, no económicas— no tiene relación con los conocimientos del individuo. La causa está precisamente en el ámbito de las habilidades, de las actitudes o en las posibilidades.
Por eso nos preguntamos si en las escuelas se está enseñando lo correcto.
Aquí te contamos como logramos que nuestros contenidos vayan más allá del conocimiento.
En las escuelas tradicionales de cocina se valora la capacidad del alumno para replicar y conocer con exactitud parámetros y valores a través de indicadores subjetivos. En el CIB sabemos que el éxito profesional no funciona de este modo porque las cocinas son, fundamentalmente, un trabajo de equipo.
Juzgamos los resultados globales de igual modo que se hace en la empresa, y reservamos la valoración personal para aquellas habilidades cognitivas y actitudinales que hacen al individuo diferente. Se trata de una evaluación transversal y motivadora que utiliza el reto (los challenge) como marco de acción para que los alumnos hagan sus propuestas de resolución.
«En contra de lo que muchos piensan, la habilidad académica no es sinónimo de inteligencia. Nos hemos acostumbrado a creer que un niño al que no le va bien en el colegio no es inteligente, cuando en realidad puede tener mucho talento y ser brillante y creativo. El problema es que en las escuelas no se valora la inteligencia, sino la capacidad de destacar en ciertas asignaturas o materias».
Sir Ken Robinson
Deseamos que en el CIB no se produzcan estos tics y vicios de la escuela tradicional que son la máxima fuente de conflicto y disconformidad entre evaluadores y evaluados, por lo que creemos que cualquier sistema evaluativo debería cumplir cuatro preceptos:
<<Descubre como logramos cumplir con estos cuatro preceptos >>
Las nuevas habilidades del docente del siglo xxi exigen una permanente mirada hacia el futuro. Hay que dejar de insistir en replicar lo que pasó para centrarse en mostrar las posibilidades del futuro inminente y más lejano. Los alumnos deben aprender a mirar hacia adelante para que cuando ejerzan sus profesiones sepan encarar el futuro en la dirección correcta.
Si decimos que el lenguaje ha de ser síncrono, horizontal y basado en el diálogo, los docentes deben potenciar las habilidades dialécticas para que esas conversaciones sean, además de fluidas, provocadoras de otras preguntas.
La forma en que se enseña permite la participación activa del alumno y una de las mejores herramientas son los ejercicios cortos, ya sea con encuestas en directo, juegos o lienzos participativos sobre el papel o la pizarra, con rotuladores o post-its, donde el docente debe estar preparado y dispuesto a improvisar este tipo de ejercicios permanentemente, orientando el juego participativo.
Las nuevas herramientas, principalmente las que ofrece internet, han de ser dominio tecnológico del docente de igual forma que lo fueron los libros, la tiza o el borrador de antaño. Hoy conviven lápices y píxeles en las aulas y, por tanto, el docente ha de ser experto en el uso de ambos.
Hoy, los lápices y los píxeles conviven en las aulas y el docente ha de ser experto en el uso de ambas herramientas.
<<Lee más sobre los docentes del CIB, agentes del cambio del siglo XXI>>