Beirut, una ciudad vibrante y multicultural, acoge desde hace un tiempo un proyecto gastronómico singular: Cena by Sary. Tras varios años de experiencia en cocinas de Canadá y su paso por el Culinary Institute of Barcelona (CIB), el chef Sary Ladki ha encontrado en la capital libanesa el escenario ideal para unir dos mundos culinarios: la tradición española y la hospitalidad mediterránea.
Abrir las puertas de tu casa para invitar a tus amigos y familiares a comer y a compartir es una insignia de la cultura española y libanesa, y Sary ha convertido este instante en su día a día. Varias veces a la semana, el salón de su loft es el epicentro de una experiencia gastronómica íntima y cercana.
En esta entrevista, descubrimos cómo surgió la idea de Cena by Sary, qué significa realmente trabajar como chef privado, cuál ha sido el papel del CIB en su desarrollo profesional y por qué considera la pasión, la disciplina y la dedicación como los pilares para convertirse en chef.
Gastronomía típica española al otro extremo del Mar Mediterráneo
Al Líbano y a España le unen más cosas de las que les separan, y una de ellas es la gastronomía. En ambas cocinas podemos encontrar el concepto de tapas, con productos de temporada, platos pequeños para compartir, largas sobremesas. Sin embargo, en Beirut, la capital del país, era imposible encontrar ningún restaurante de cocina española. Hasta ahora.
Eso fue lo que llevó al chef Sary Ladki a emprender un negocio de restauración en su ciudad natal, llamado Cena by Sary, que consiste en un concepto de cena privada para grupos de 6 hasta 12 comensales. Su propuesta gastronómica va más allá de un simple menú degustación de 6 pases. Cada plato está impregnado de recuerdos, técnica y pasión por la gastronomía española y por sus productos. Pese a que cambia el menú cada dos meses, su cocina tiene el pescado y marisco como producto estrella, la paella como emblema de su identidad y la cocina molecular como herramienta creativa. Sary ofrece una experiencia íntima y cercana en la que el comensal no solo degusta, sino que aprende sobre la gastronomía española y descubre los secretos del chef, pudiendo ver a Sary en acción durante el servicio, justo en frente de la mesa.
De alguna manera, me he convertido en un puente entre el Líbano y España, conectando estos dos mundos culinarios. Me gusta que la gente entienda la comida española. Disfruto mucho con los comensales que tienen una actitud proactiva, que se interesan por conocer la cocina española. Me gusta inculcarles el respeto por el producto.
Sary es una persona muy metódica, con una gran capacidad organizativa de todo el proceso de realización de un servicio, y al mismo tiempo muy detallista, dando la misma importancia a las flores de temporada que presidirán la mesa que al resto de experiencia. Su pasión y su respeto por su profesión pueden verse en su trato con los comensales, pero también en la conciencia y el respeto por el tiempo que dedica a su trabajo. Sin duda, son cualidades que debe tener un chef privado o un chef que lidere la cocina de un restaurante. Y aunque Sary esto lo ha llevado dentro desde pequeño, el camino no ha sido fácil para él y su oportunidad de convertir tu pasión en tu trabajo no le llegó hasta años más tarde.
Desde niño siempre estaba en la cocina. Al principio, simplemente jugando a tener un restaurante con su mamá y su abuela, pero más adelante, ya animándose a mezclar sabores y a crear platos, sin saber muy bien por qué. Pese a que era consciente de que la cocina era su pasión, Sary se dedicó al marketing y trabajó en la empresa familiar –incluso combinándolo con un trabajo en un restaurante– sin mucha oportunidad de decidir por aquel entonces. Pero su amor por la cocina y su talento genuino le llevaron a dar el paso de dedicarse únicamente a ser chef.
En Canadá, Sary adquirió mucho conocimiento sobre cocina internacional. Así, cuando decidió venir a estudiar a Barcelona, sus amistades pensaron que sólo aprendería cocina española, y en su ciudad empezaron a relacionarlo con nuestra gastronomía. Ese fue el preámbulo de Cena by Sary. Esa percepción errónea se ha convertido en el inicio de algo muy prometedor.
Tras una amplia y exitosa trayectoria en restaurantes, y formarse como chef en Barcelona, Sary consideró que era el momento de iniciar su carrera profesional como chef privado, encargándose de todo (limpieza, mesa, servicio, compras, mise en place), pero encontrando una libertad creativa que un restaurante no permite. Además, lo haría compartiendo su amor por la cocina española. Algo imprevisible para él, pero que le llevaría a vivir momentos únicos, como preparar un servicio para el embajador de España en el Líbano y a su equipo.
Cada vez que vengo a España, me llevo quince kilos de arroz bomba, vinagre de Jerez, pulpa de ñora, carabineros. Quiero que mis comensales prueben la comida española de verdad. Quiero que aprendan a valorar el socarrat, por ejemplo.
La cocina de Sary, un chef consciente de los ingredientes únicos de la comida mediterránea, y consciente también de la importancia de tratar bien el producto, podría explicarse en esta reflexión que él mismo hizo durante la entrevista, sobre la función del chef:
La naturaleza es maravillosa y muy inteligente. De hecho, somos sólo cocineros, la naturaleza hace la mayor parte en la creación de un plato. Debemos escucharla y transformarla lo necesario.
Trabajar como chef privado: el reto de alcanzar la libertad
Aunque Sary Ladki se sigue sintiendo chef ante todo, su vida profesional ha cambiado por completo desde que dejó atrás el ritmo frenético de los restaurantes. Siempre ha disfrutado del ambiente de cocina: la presión del servicio y la energía que se respira en una cocina. Después de trabajar con chefs de distintas culturas y aprender durante años en cocinas internacionales, valora más que nunca la libertad que le brinda su actual rol de chef privado.
Ese cambio, reconoce, implicó riesgos, pero también la posibilidad de crear algo propio, tomar el control de todo el proceso y, sobre todo, transmitir su amor por la cocina de forma más directa. Siente que valió la pena, porque le ha permitido expresar su identidad sin límites.
Si algo he aprendido en todo este tiempo, es que necesitas tomar riesgos para crecer.
Para él, la experiencia previa en restaurantes es fundamental antes de lanzarse a un proyecto independiente. Los siete años que trabajó en distintas cocinas fueron decisivos para desarrollar la organización y la disciplina que hoy le sostienen. Ningún cocinero debería saltarse esa etapa, afirma, convencido de que la competencia debe verse como un espacio de aprendizaje y de crecimiento creativo, viviéndola siempre desde un punto de vista positivo.
Y es que con los años, también ha comprendido la importancia del equilibrio emocional en la cocina. Sary está convencido de que el plato de un chef refleja su estado de ánimo, y que muchos profesionales, superados por la presión, terminan olvidando el placer que les llevó a cocinar. Por eso, defiende que el éxito solo llega cuando se ama de verdad lo que se hace.
Cena by Sary: un proyecto personal con alma española
Esa búsqueda de libertad y autenticidad se materializó en Cena by Sary, un concepto de cenas privadas que combina la técnica aprendida en los restaurantes con la cercanía y calidez de un encuentro en casa. El proyecto no nació de la noche a la mañana: antes de consolidarse, Sary atravesó varios fracasos y momentos de incertidumbre, pero su confianza en la idea y en sí mismo lo mantuvieron firme. Hoy, este espacio representa su forma más pura de cocinar, sin jefes, sin reglas impuestas y con la posibilidad de compartir su visión gastronómica de manera directa con cada comensal.
Cada detalle de Cena by Sary fue pensado cuidadosamente. Desde el nombre hasta la imagen visual, todo busca reflejar el estado de ánimo que Sary quiere transmitir a través de sus platos. Incluso invirtió en fotografía profesional para comunicar fielmente la estética y la filosofía del proyecto.
Su paso por el restaurante Xavier Pellicer durante su formación en el CIB marcó un punto de inflexión. Sary tuvo acceso a un intership de tres meses como parte de su formación profesional. Allí trabajó por primera vez en una cocina abierta, una experiencia que recuerda con especial cariño. Poder ver a la gente disfrutar de su comida y conversar con ellos fue, para él, una nueva sensación. Esa cercanía, que genera confianza y complicidad, es uno de los pilares que ha querido mantener en Cena by Sary.
Como chef privado, Sary se encarga de todo: mise en place, compras, cocina, limpieza y coordinación del servicio, con el apoyo de un camarero durante la cena. Es un trabajo exigente, que requiere una gran gestión del tiempo y un enorme esfuerzo físico. Sin embargo, reconoce que tanto dirigir un equipo en un restaurante como trabajar en solitario exigen el mismo nivel de entrega y organización.
El trato con los clientes: una experiencia que educa y conecta
De esa implicación absoluta nace también una relación única con sus comensales. Para Sary, cocinar no solo consiste en preparar un buen plato, sino también en educar y compartir conocimiento. Explica que uno de los mayores desafíos es enseñar al público libanés a comprender la gastronomía española, pero que esa labor educativa se ha convertido en una de las partes más gratificantes del proceso.
Entiende su papel como algo más que cocinar: también implica compartir conocimiento sobre los productos, las técnicas y la historia detrás de cada plato. Para él, pagar por un menú degustación significa también abrirse a escuchar al chef y su experiencia, para que la energía fluya en ambas direcciones y la experiencia sea completa. Esa interacción, que convierte cada cena en algo personal y cercano, es precisamente lo que diferencia su propuesta de un restaurante convencional. En su opinión, la energía entre el cocinero y el comensal debe ir en ambas direcciones, creando una conexión que convierte la cena en una experiencia completa. En este formato íntimo, el cliente no solo prueba un menú, sino que conoce al chef, observa su trabajo y participa de su mundo.
Sary sabe que no todos disfrutan del ambiente intenso y a veces duro de una cocina profesional. Por eso, el concepto de chef privado representa también un cambio para el comensal: una experiencia más íntima, más directa y con un toque premium, donde se establece una conexión genuina entre ambos. En lugares como Dubái, los supper clubs (cenas privadas en casa del chef) ya son una tendencia consolidada. Con Cena by Sary, esa filosofía ha encontrado su lugar en Beirut: un espacio donde la alta cocina española se vive de manera íntima, educativa, auténtica y con alma.
Cocina molecular y formarse como chef en Barcelona: la huella del CIB en la trayectoria de Sary
Sary confiesa que una de las grandes transformaciones que vivió en el CIB y en Barcelona fue aprender a valorar el producto de temporada. Antes de cursar el programa PCAC · Chef de Alta Cocina, Sary se enfocaba principalmente en el aspecto visual al desarrollar su cocina, pero al pararse a descubrir cómo se comporta la naturaleza para proporcionarnos los alimentos, entendió que conocer el producto en profundidad es un requisito en las funciones de un chef profesional, y que la mejor forma de respetarlo es potenciar al máximo sus cualidades inherentes.
Años después de su etapa como estudiante en el CIB, Sary sigue teniendo muy presente en su día a día la formación que recibió aquí. A parte de cocinar, coincidir con compañeros de otras culturas y otros lugares del mundo le abrió la mente; conocer productores, comerciantes y restaurantes de Catalunya le permitió valorar la procedencia y el origen de los alimentos; y entrenar el trabajo en equipo y el liderazgo le aportó una nueva mirada del trabajo en la cocina. De hecho, Catalunya ha sido nombrada Región Mundial de la Gastronomía este 2025, siendo la primera región europea en conseguir este reconocimiento.
Tener experiencia previa me permitió disfrutar mucho de mi estancia en el CIB, pero valoro especialmente cómo el PCAC lo tiene todo para acompañar a los estudiantes que no han tenido experiencia en restaurantes. En el CIB gané algo más además de cocinar, y es todo lo que aprendí a nivel personal y lo que crecí a nivel profesional.
En el CIB, Sary descubrió y aprendió la cocina molecular. Esta conexión, que se sintió como una revelación, le ha acompañado hasta hoy en día. Casi a modo de agradecimiento, recordando sus pasos en la escuela, el actual menú degustación de Cena by Sary comienza con unos esféricos de olivas, inspirados en ese descubrimiento. También le ha servido para reinterpretar el pulpo a la gallega, presentándolo con una espuma de patata que aporta diversión al plato; o marcando la diferencia añadiendo un fresquísimo sorbete de albahaca a una ensalada de tomate y aceite de oliva virgen extra. El menú está en constante evolución. Su mente, también. Su creatividad, aún más. Y lo más importante: los límites sólo se los impone él mismo.
La cocina de vanguardia, en la que Sary encontró un lenguaje propio, es más que dominar técnicas o sorprender visualmente: es una forma de pensar. Es una actitud ante la cocina que invita a cuestionarse los procesos, a investigar y a reinterpretar lo que se da por sentado, muy alineado con los valores de un CIBer. Esa huella es la que Sary ha trasladado a su propia trayectoria: una cocina consciente, que combina emoción, técnica, reflexión, tradición y actualidad.
Pasión, disciplina y dedicación, requisitos para triunfar como chef profesional
Mirando hacia el futuro, Sary Ladki tiene un objetivo claro: abrir el primer restaurante de cocina española en Beirut. Sería un paso natural en su trayectoria, una evolución de su actual proyecto Cena by Sary hacia un nuevo espacio donde poder compartir su visión de la gastronomía española con un público más amplio. Está convencido de que el Líbano vive un momento de efervescencia gastronómica y que, en los próximos años, el sector de la restauración seguirá creciendo, impulsado por una cultura que disfruta profundamente del acto de comer, beber y reunirse.
Su relación con la cocina empezó desde abajo, con trabajos en los que ganaba muy poco, pero aprendía mucho. Desde entonces, ha mantenido intacta su curiosidad y su deseo de evolucionar. Para Sary, un buen chef debe estar siempre en movimiento: aprender, viajar, probar y reinventarse constantemente. Aunque reconoce que la cocina es un oficio exigente y lleno de sacrificios, también cree que solo se puede soportar y disfrutar si se hace con pasión.
Me apasiona la idea de aprender y evolucionar. La cocina es un trabajo muy duro, pero es importante saber disfrutarlo.
Esa pasión es, precisamente, uno de los valores que más defiende. Si algún día tuviera que formar su propio equipo, asegura que solo buscaría tres cualidades en sus cocineros: pasión, disciplina y dedicación. Considera que son los pilares fundamentales para construir una carrera sólida y duradera en la gastronomía, más allá del talento o la técnica. Su consejo para los futuros cocineros es claro: amar lo que hacen y respetar la naturaleza; y si no sienten esa conexión, buscar otro camino.
Alimentar a la gente es algo sagrado. Puedes cambiarles el humor y el estado de ánimo, así que tienes que amar lo que haces. Podemos generar un gran impacto en la gente y tenemos una responsabilidad.
Sary está convencido de que cocinar es más que un oficio. Se le ve entusiasmado cuando reflexiona sobre la capacidad que tienen los chefs de cuidar, emocionar y dejar una huella positiva en los demás. Su visión de la cocina, profundamente humana, resume todo lo que ha aprendido a lo largo de su trayectoria: que el verdadero éxito solo llega cuando se trabaja con entrega y amor por lo que se hace.